07 junio 2017

Carta sin enviar II

Cuando te conoci, yo no sabia de amores, y mucho menos de corazones rotos. Habia pasado un año de la muerte de Él y conocerte fue una suerte de respiro a ese dolor profundo que deja la muerte de alguien cercano. Rondábamos los veinte y tantos, vos por ese entonces vestías remeras de rock y yo guantes cortados. Vos veias a largo plazo y yo todavía no creia en amores de la vida. Cada uno desde su perspectiva estaba equivocado. Fue una aventura conocerte y más aventurado fue descubrir que tenía la capacidad de amar de una forma diferente.
La vida nos regaló momentos hermosos, tambien nos dio cachetazos. Pasados los 30 cambiaste tus remeras por camisas y chau pelo largo. Yo mantuve mis all star a pesar de tu rechazo. Los años pasaron relativamente rápido. Y un día se fue Ella. Y otra vez a remontar dolores... Y como si la vida estuviese encaprichada en amontonar momentos, abandonaste el barco justo pasado un año. Yo casi estaba sellando la fisura, y me diste con un masazo. De un día para el otro me descartaste como quien descarta un par de zapatos rotos, porque prefiere unos nuevos en lugar de llevar a repararlos. Eso seguramente me lleve años perdonarlo. Y después de tu golpe, vinieron varios. Como si el no-karma fuera un virus que ataca fulminando. Me deshice y me junte. Traté de soldar los pedazos, pero solo duraron un rato. Y conoci de desamores y corazones rotos. Y un dolor nuevo, que mi espiritu jamás habia experimentado.
Volvi a levantar cada piecita y las uni una tras otra hasta rearmarme. Me puse el cartelito de fragil y sali al mundo a ver cuánto tardo en sellarme. Todo parece indicar que el camino es empinado, pero no imposible. Empiezo por borrarte a vos, es lo único que está a mi alcance. Y después sólo tengo que lidiar con el par de monstruos que quedan acechándome.

No hay comentarios:

Publicar un comentario